7.6.10

Chismes de lavadero

Fue esa noche, mientras Andrés lavaba los platos sucios, que se dio cuenta de la bendición que había sido para su vida el vivir en Puebla. Había comprendido que era tan imprescindible odiar la ciudad como amarla. Y es que Puebla, fue la salida que nadie había estado esperando. Esa noche del domingo, con la esponja para los platos, finalmente agradeció haber dejado todo eso atrás. Se dio cuenta por qué odiaba tanto juntarse con gente de la ciudad donde nació (A excepción de algunos cuantos) y es que el pasado quedó atrás, no había más vidas cruzadas, simplemente estaba él y vivía el momento.

Los errores del pasado se habían quedado detrás del detector de metales de ese aeropuerto, desde su llegada a la ciudad había conocido a las personas más excepcionales que antes jamás habría podido imaginar. Había tenido tantos éxitos que cuando la gente del pasado hablaba de él, se sorprendía de que se tratara de la misma persona. Había realizado gran parte de sus sueños y privaciones de su vida anterior. Había viajado en carretera de noche, había aprendido a cocinar, a mantenerse vivo (Y vaya que no es fácil). Había llegado al punto de poder empezar a decir "Ésto es lo que quiero hacer el resto de mi vida". También, habría que aceptar que había conocido los ojos más hermosos, había pasado noches enteras viéndolos y retorciéndose del deseo. Y fue entonces, mientras sonaba Wim Mertens y terminaba con el último plato sucio, que decidó...

... que no se pensaba detener jamás.

Todavía quedaban miles de kilómetros de carretera

1 Gatito ha muerto:

ella, que lee a Benedetti cuando tiene insomnio dijo...

El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros
usted aprende

y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre un lío,
entonces
usted muere.

-Benedetti